lunes, 21 de febrero de 2022

EL ÁRBOL DE LA CIENCIA

  La Ciencia nace de la observación del entorno, de la naturaleza, partiendo desde el yo más inmediato hacia el Universo. Toda observación para llegar a ser conocimiento implica una reflexión, una deducción lógica, el razonamiento, por lo que concluimos que el pensamiento es el primer gran logro propiamente humano, y este no existiría sin la estructuración del lenguaje, que pasa a ser el principal instrumento de la madre Ciencia, la que recoge y estudia los procesos cognitivos, la ciencia pura, la Filosofía.

Cada científico tiende a colocar la ciencia en la que es experto como la más importante y a partir de allí clasifica el resto. En mi pretensión de ser lo más objetiva que sepa, necesito matizar que cuando hablo de filosofía no me refiero a la historia teórica de las distintas corrientes filosóficas, mis conocimientos a este respecto son elementales. Yo me refiero a la ciencia técnica que nos enseña a pensar, que nos habla de la importancia de observar, analizar, deducir, sacar conclusiones, debatir, evaluar ... 

Mi clasificación del árbol de la ciencia empieza por unas buenas raíces, ambos códigos, lenguaje de letras y números que absorben y asimilan los elementos necesarios para nutrir el tronco de la Filosofía, por el que circula la savia de la sabiduría en forma de procesos cognitivos que permiten desarrollar tantas ramas científicas como necesidades de conocimiento genere la naturaleza (antropología, astronomía, filología, física, geología, ingeniería, matemáticas, medicina, psicología, química, sociología, y un largo etcétera), ramas que obtienen logros, hojas que comparten vida, floración que da su fruto.  

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