martes, 18 de mayo de 2010

LA INTELIGENCIA DE LOS NÍSPEROS


Emérita hacía cola en la sección de verdulería del supermercado para pesar y tasar una bolsa de nísperos. Delante de ella una mujer, a la que recordaba del colegio aunque había olvidado su nombre, daba pacientes instrucciones a su hijo síndrome de down ya adulto. Emérita no podía evitar escuchar la conversación:
- ... es la tecla 61, ¿la ves? .. - mientras señalaba su compra en el cartel multicolor que colgaba sobre la máquina con las frutas, las verduras, y sus correspondientes números identificadores del producto- ... 6 y 1. Y luego coges la etiqueta con la otra mano para que no se te pegue en el guante ...
Emérita perpleja recordaba las veces que la etiqueta adhesiva con el precio se le había pegado en el guante higiénico sin que ella, tantas veces calificada como persona inteligente, se hubiera acordado de que tenía otra mano. Las conclusiones eran tan evidentes que ni siquiera las analizaba.
El hijo ya había pesado su bolsa e instintivamente alargaba la mano derecha para recoger la etiqueta. La madre detuvo su gesto e insistió con tono cariñoso defraudado de " y otra vez te lo tengo que decir "
- Con la otra mano, ¿no ves que si no se te pega al guante? - y un comentario anónimo en voz alta - quiere ayudar y ...
Emérita sonriente se apoyó en el antebrazo de la madre que ahora sí la miraba y detuvo su excusa:
- A mi se me ha pegado la etiqueta muchas veces.
Ya en soledad, Emérita, entretenida en los muchos pensamientos que la escena generaba en su mente, encontró el pequeño dibujito de los nísperos en el cartel y alzó un dedo pulsando estúpidamente el cuadrado a su lado con el número impreso de la referencia. Ojeada de rubor a ambos lados y buscó la maldita tecla en la máquina aliviada de que la intimidad de su gesto le permitiera reírse de la anécdota sin sentir la humillación de la vergüenza.
¿Quién se atreve a determinar la inteligencia?
Por lo menos esta vez se acordó de retirar la etiqueta adhesiva con la otra mano.