miércoles, 18 de mayo de 2022
POR UEBOS
martes, 17 de mayo de 2022
EL MONSTRUO DEL CDAN
miércoles, 11 de mayo de 2022
PUERTA ABIERTA
sábado, 23 de abril de 2022
lunes, 18 de abril de 2022
LABERINTO DE ACEQUIAS
jueves, 14 de abril de 2022
EFEMÉRIDES REPUBLICANA
miércoles, 13 de abril de 2022
TESORO
UN DÍA CUALQUIERA
martes, 8 de marzo de 2022
PAN Y ROSAS
domingo, 6 de marzo de 2022
HUERTO SOLAR
lunes, 28 de febrero de 2022
AGUA
miércoles, 23 de febrero de 2022
CÁBALAS
lunes, 21 de febrero de 2022
EL ÁRBOL DE LA CIENCIA
La Ciencia nace de la observación del entorno, de la naturaleza, partiendo desde el yo más inmediato hacia el Universo. Toda observación para llegar a ser conocimiento implica una reflexión, una deducción lógica, el razonamiento, por lo que concluimos que el pensamiento es el primer gran logro propiamente humano, y este no existiría sin la estructuración del lenguaje, que pasa a ser el principal instrumento de la madre Ciencia, la que recoge y estudia los procesos cognitivos, la ciencia pura, la Filosofía.
Cada científico tiende a colocar la ciencia en la que es experto como la más importante y a partir de allí clasifica el resto. En mi pretensión de ser lo más objetiva que sepa, necesito matizar que cuando hablo de filosofía no me refiero a la historia teórica de las distintas corrientes filosóficas, mis conocimientos a este respecto son elementales. Yo me refiero a la ciencia técnica que nos enseña a pensar, que nos habla de la importancia de observar, analizar, deducir, sacar conclusiones, debatir, evaluar ...
Mi clasificación del árbol de la ciencia empieza por unas buenas raíces, ambos códigos, lenguaje de letras y números que absorben y asimilan los elementos necesarios para nutrir el tronco de la Filosofía, por el que circula la savia de la sabiduría en forma de procesos cognitivos que permiten desarrollar tantas ramas científicas como necesidades de conocimiento genere la naturaleza (antropología, astronomía, filología, física, geología, ingeniería, matemáticas, medicina, psicología, química, sociología, y un largo etcétera), ramas que obtienen logros, hojas que comparten vida, floración que da su fruto.
domingo, 20 de febrero de 2022
ATARDECER EN LA TOSCANA MONFLORENTINA
Habíamos llegado a nuestro destino y procedía la fotografía a las ruinas del ábside trebolado, único resto que queda de lo que en su día debió de ser, si no una gran mansión de Dios, por lo menos un coqueto bungalow de vacaciones, más que cerca andando del acogedor huerto que una pareja de amigos cultiva con vistas a la Sierra de Gratal.
De las 12 personas que se dieron el banquete de escalivada, langostinos a una parrilla que también asó un surtido de chuletas de cordero y longaniza, solo dos amigas acompañaron en el paseo a mi sombra de gigante, que provisionalmente sin dientes, se conformó sin el más mínimo pesar con paladear más que masticar un par de sustanciosos sándwiches de aguacate y crema de salmón. No os extrañe que os cuente el menú porque se trataba de una de esas fiestas culinarias a las que yo acudo sobre todo por disfrutar la añorada compañía de amigos con quienes ser yo misma, y como no achisparme lo justo con porros y alcohol.
Durante todo el trayecto de ida, habíamos contemplado una imagen muy distinta de las ruinas, como de cara y cruz de una misma moneda. La belleza de las piedras, de la luz, del paisaje, me habían llevado a valorar correctamente el que muchas personas en sus vacaciones buscan como destino de excursión, pero que sin embargo no se molestan en caminar diez minutos para verlo porque tendemos a no valorar lo que está a nuestro lado, lo cercano. Incluso alzar la mirada le cuesta al alma que no es capaz de admitir el valor de una vista.
Distinta era la situación de la amiga que me escuchaba, porque los trabajos agrícolas la llevan muy a menudo a su huerto, pisaba tierra habitual, pero estoy segura de que entendió mi admiración cuando le pregunté:
- Si vieras esta escena en una película de paseo de amigas por la Toscana, ¿Te la creerías?