sábado, 23 de abril de 2022

GRANIZO INSTANTÁNEO

Así suena el granizo de San Jorge desde mi interior acristalado.

lunes, 18 de abril de 2022

LABERINTO DE ACEQUIAS

Abundante es el cauce de este corto río que, desde la alberca de Cortés, llega hasta mi barrio sin otro nombre que el de acequia.

Fue este surtidor del estanque de los patos el que despertó mi curiosidad ayer.
En mi paseo vespertino había elegido la ermita de San Jorge como destino, porque recordaba de otros años, que por esta época de vísperas lucía hermosa como vestida de gala esperando su festividad.
Fue una desilusión. Por incomprensible escusa de pandemia, ya han llegado a inutilizar a lo bestia la única fuente por la que todavía manaba agua, la de la entrada junto al Palacio de deportes.
La tristeza del árido pinar me hizo darme la vuelta de inmediato y encaminar mis pasos hacia el parque Miguel Servet.
El bramido de fuerza de agua al pasar junto al estanque me llevó a buscar el origen y descubrir este surtidor que no recordaba haber visto nunca antes y menos con semejante bravura leonina. Inevitable curiosidad. ¿De dónde venía tanta agua?
Descubrí que llegaba por la acequia que discurre a lo largo del pinar de la entrada de la calle de San Jorge, esquiva el remanso del estanque salvo ese surtidor, y continúa parque abajo hasta desaparecer, sin destino conocido, por el surtidor junto a la calle Vicente campo.
El color del agua me recordó la acequia que había recorrido la tarde anterior. No podía ser casualidad la idéntica fuerza del cauce. De siempre había visto que el agua de esa acequia va a parar a la que recorre longitudinalmente el parque del Isuela y desaparece supongo que hasta juntarse en algún enclave con el río, uniendo definitivamente sus cursos.
Estaba ya cansada, pero no podía ignorar mis ganas de seguir esa aventura de saber, así que dirigí mis pasos hacia el puente de San Miguel. Al llegar vi que no bajaba por la acequia tanto cauce como es habitual, al menos los miércoles cuando la acequia trae desde la presa de la alberca de Cortés el agua que riega las huertas de esa zona de la ciudad. 
Pensé que sería por las actuales obras de restauración del puente. Acierto, porque entonces también descubrí que todo el cauce del río ha sido desviado y que debe de haber un intrincado laberinto de acequias, que discurre oculto a nuestra vista por debajo de las calles de una gran parte de nuestra ciudad. 

jueves, 14 de abril de 2022

EFEMÉRIDES REPUBLICANA

Le preguntaron a Mahatma Gandhi: Maestro, ¿Cuál es el camino para la paz? Y él respondió: No hay camino para la paz, la paz es el camino.
Busca un destino y empieza a andar,
que no hay camino para la paz.
Curiosa nuestra civilización que celebra la paz como combate la guerra: diana, pasacalles, disparo de cohetes y bombas reales.
Sigue el camino de la paz,
que la paz es el camino.
¡Qué el resplandor de la bomba no se confunda en tu mirada con el amanecer!. En la guerra nadie gana, todos somos perdedores.
No te desvíes de tu camino,
que la paz es tu destino.
Sodoma, Gomorra, Hiroshima, Nagasaki, aniquilador modelo ese dios de la biblia, que él empezó primero.
Rememorando a Machado
Caminante, no hay camino, 
hacia la paz se hace camino al andar.
Y cuando la vida no es justa, ¿Quién decide que es justa la paz? Demasiados idiomas hablamos para reivindicar una sola Paz.   

miércoles, 13 de abril de 2022

TESORO

Tengo un tesoro en mi biblioteca. Se trata de un ejemplar fechado el 8 de Junio de 1936, primera edición de esta editorial de la novela que narra con rigor histórico el motín de la Bounty.
Es un tomo que huele a rancio de papel amarillento áspero de estantería pública recorrida por el índice de ratones de biblioteca.
Se que ha perdido valor porque las tapas ya no son las originales. Con el paso del tiempo las tapas se iban despegando y colgaban de mala manera y mi hermano sin comentármelo siquiera lo llevó a que lo encuadernaran de nuevo. Me fastidia, pero no se lo reprocho, hoy hubiera reaccionado de otra manera, pero entonces seguramente hubiera hecho lo mismo. 
Es un libro hermoso con sobrias ilustraciones que retratan el ambiente de a bordo. El vocabulario marinero identificando cargos, labores y partes del barco, era tan desconocido para mi en forma y significado que dificultaba la lectura tanto como la abundancia de palabras en otros idiomas y los nombres geográficos de tantos lugares lejanos y misteriosos para una niña de apenas once años recién cumplidos, habitante de una pequeña capital de provincias de la España de aquel entonces, pero su lectura embriagaba mi emoción con nuevos sentimientos y ansias de aventuras más allá de las que ofrecían las habituales lecturas para niños. 
Sí todavía permanece en mis manos este libro no es porque lo robara, fueron circunstancias propias del miedo de una niña tímida las que me llevaron a quedármelo, y es una historia triste.
Finalizaba el mes de Junio y las vacaciones habían llegado antes a mi curso de ingreso a enseñanza secundaria que las de mi hermano todavía alumno de primaria que asistía a clases solo matinales. Mi prima casi hermana me propuso un paseo para ir a buscarlo a su escuela y volver juntos a casa a la hora de comer. Al cruzar el Coso, la calle principal de mi ciudad, seguí a mi prima sin prestar mi propia atención, y la mala suerte provocó que entre la poca circulación de la época, una moto no acertara a frenar ni a esquivarme, y me atropelló.
No voy a describir las heridas sufridas, solo comentaré que me mantuvieron unos diez días de reposo en casa. Fue cuando pude levantarme de la cama y poder salir de casa, que me di cuenta de que el plazo de devolver el libro a la Biblioteca Infantil Blancanieves, de la que era habitual usuaria, se había pasado. El miedo al castigo me impedía devolverlo con fuerza que superaba al deseo de poder cambiarlo por otro que calmara mi adicción a la lectura.
Afortunadamente no pasó mucho tiempo antes de que los planes municipales trasladaran la sede de la biblioteca al torreón izquierdo del Casino anexionándola a la sede de la biblioteca pública para adultos. Con mucho miedo me acerqué con las manos vacías al nuevo enclave para darme de alta esperando que no guardaran mi nombre en una lista de "morosos". 
Tuve suerte y un nuevo carnet me volvió a ofrecer filas de estantes llenos de libros a mi alcance.  

UN DÍA CUALQUIERA

15 de Febrero.- Absurdo olvido me ha confundido al creer que sería gustoso un paseo de mañana temprana por la vía verde, el cierzo helado en la cara no ha tardado en desengañarme.
He cambiado de dirección buscando el abrigo del pinar del cerro de San Jorge, cuando un autobús completamente vacío se ha detenido a mi izquierda ofreciéndome una puerta abierta.
Parecía el inicio de una película de terror, pero el sol radiaba y el conductor me miraba como si necesitara que le diera sentido a su jornada laboral, así que he subido dándole los buenos días para ver dónde me llevaba.
Bonito paseo turístico personal que me ha llevado de un tirón hasta el Centro Cívico Santiago Escartín pasando por el Palacio de Congresos.
El aviso horario de la parada me cerciora de que el bus va con adelanto y que me esperan seis minutos en ralentí, así que en cuanto ha subido una chica, que entre todos los asientos a su disposición ha elegido el de a mi lado de pasillo saludándome los buenos días, he supuesto que era mi relevo y me he apeado dándole las gracias al conductor, que me ha devuelto el saludo de voz y gesto de mano alzada mirándome fijamente pensando yo qué se.
Parque de encuentro, parque de la Universidad y, mientras grabo el abundante chorro de agua del surtidor del estanque, me doy divertida cuenta de que cabía la posibilidad de que me diera tiempo a subirme de nuevo al autobús en la plaza de Santo Domingo y sorprender de nuevo al conductor para darle una anécdota en la qué pensar hoy y quizás contar al llegar a casa.
La plaza está en obras y no acierto a ver la señal de parada provisional. Poco importa, estoy de muy buen humor, me apetece caminar Coso arriba de vuelta a casa y provocar encuentros que efectivamente han sucedido.
La vida es siempre una aventura para el que sabe vivirla.