El ruido del secador de mano impedía que Amanda escuchara con comodidad. Buena excusa. No tenía ganas de contestar las tópicas preguntas de su peluquera sobre su estado. ¿Cómo esperaban que se encontrara? Mal, se encontraba mal. Mejor dicho, sobrevivía.
Tras varios intentos fracasados, María había optado por unirse a la conversación de sus compañeras dejando a Amanda aislada en sus pensamientos. Frases sueltas llegaban a sus oídos.
- .... de la noche de San Juan ...
Se sorprendió con la constancia del paso del tiempo. Era la noche de San Juan. Noche mágica. Su noche, según le había dicho Ismael que la había llamado bruja. Se preguntaba si habría algo de verdad en esa afirmación. Desde cría le pasaban cosas, telepatía, casualidades, demasiadas coincidencias como para no sospechar que había algo más. Algo que no comprendía porque no lo controlaba, pero que tampoco le preocupaba porque resultaba inocuo. "Mala bruja", le regañaba su padre cuando era niña. No, y algo de razón ya tendría, pensaba Amanda, porque con lo que solía equivocarse, como bruja debía de ser bien mala.
- ... a la hoguera...
Lo oportuno de la sentencia provocó una espontánea carcajada en Amanda. María apartó el secador y se la quedó mirando extrañada.
- No, nada. – le explicó un poco avergonzada de esa risa nerviosa que le costaba dominar. – que me he acordado de una cosa, una tontería. Sigue, sigue secando. ¿Vas a Cillas esta noche?
La conversación se reanudó sin problemas a su alrededor. Amanda, aliviada, desconectó de nuevo a sus pensamientos.
Era raro que no la hubiera telefoneado Sara para invitarla a alguna fiesta como todos los años. Habría supuesto que no querría dejar sola a Sofía, porque por lo del luto no creía que hubiera sido. Ya la semana pasada le había comentado su estupor porque no echaba de menos a Nacho. Su cuñada le dijo que lo que le pasaba era normal, que todavía no había reaccionado, que cuando se relajara le llegaría la avalancha, que tenía que estar preparada, que a ella le había pasado lo mismo cuando lo de su padre..., pero Amanda seguía creyendo que no había sentido la muerte de Nacho todo lo que debería. Hacía ya un mes que era viuda, pero no se sentía triste. Se sentía como en "stand by", preparada, lista para no sabía qué. Ni siquiera estaba preocupada. Su vida había cambiado y todavía no sabía cómo iba a ser a partir de entonces, pero no le preocupaba.
(Fragmento de la novela "Amanda Erosionada")
1 comentario:
Amanda en la peluquería.
Dibujo digital perteneciente a la colección "Personajes"
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