martes, 7 de diciembre de 2021

CAPÍTULO II

Sigo encontrándome inesperadas puertas abiertas.
Hoy he madrugado. El sol radiante y el viento en calma me han lanzado a la calle muy temprano. He caminado durante mucho rato, improvisando rumbos, disfrutando del placer de caminar. 
Buscando y siguiendo la acera del sol he llegado hasta la ermita de Santa Lucía. Hubo tiempos de paseos de perros en los que visité a menudo este paraje, sabía lo que me iba a encontrar. Error, la sorpresa me esperaba. Su puerta siempre cerrada, hoy aparecía abierta. 
Una anciana guapa adecentaba la entrada recogiendo hojas secas. Le he preguntado si podía entrar y me ha dicho que sí, pero que me lo encontraría todo desordenado, que estaban limpiando. No he desaprovechado la oportunidad.
En la nave principal por única, media docena de mujeres de madurez indefinida casi se apretujaban para limpiar la estancia que rebosaba bancos, garrafas de agua y aperos de limpieza, mientras un cura de los de boina parecía remolonear. En mi camino directa hacia el altar me he cruzado de frente con el mosén, que me ha preguntado jovial:
- ¿Quieres coger una escoba?
Yo le he respondido amable pero sincera señalando con mi móvil el altar:
- La verdad es que no, solo hacer una foto.
Ipso facto se le ha mudado la sonrisa y ha seguido su camino murmurando contrariado que estaban limpiando, como si yo fuera a pisarle lo fregado. 
Es que me río solo de recordarlo, que no había para tanto enfado, que he estado muy correcta, que se desde niña fingirle respeto al clero, que estudié en colegio de monjas, y que la limpieza iba tan retrasada que aún estaban retirando tierra.
Al salir me he acercado a la anciana de moño elegante que seguía recogiendo hojas y, más por hablar que por otra cosa, me he disculpado por no quedarme a ayudar alabando a la vez su voluntariado. Le ha quitado importancia y me ha contado que la limpieza se debía a que el próximo lunes es Santa Lucía, que la puerta estaría abierta todo el día, que ni siquiera hacía falta que asistiera a misa, que mejor hacía entonces las fotos con la ermita adecentada. Le he agradecido la información con un tal vez me pase, (y no le mentía, probablemente lo haga si no tengo ese día cualquier otro paseo que dar), para qué iba a contarle que las fotos me interesaba hacerlas hoy, que lo que más me importaba de la cuestión era haberme encontrado otra inesperada puerta abierta.
13 de Diciembre de 2021
Efectivamente, he visitado la ermita de Santa Lucía esta mañana y sin duda alguna merecía la pena verla limpia. Sigue siendo modesta, pero el labrado altar testimonia tiempos mejores.

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