DESPISTE

Recuerdo las vacaciones que preparaba pensando en mi hija joven adolescente, fueron las mejores.

Visitábamos parques temáticos, zoos, acuarios, planetarios, museos de Arte, de cera, y museos de la Ciencia.

El de Barcelona me encantó porque subimos al Tibidabo en el tranvía azul, por aquel tiempo relegado a este único servicio, Un rato de disfrutar las vistas desde esa altura, y un paseo bajando la cuesta hasta encontrar el museo a la derecha.

El Parque de Asterix, cerca de París, es de los más antiguos de Europa, y merece la pena visitarlo por lo minuciosamente que recrea la decoración de las aventuras de dicho personaje.

Como anécdota que sirva de advertencia, señalo el rojo subido del lóbulo superior de mi oreja que me acompaña durante el trayecto en el tiovivo. 

Acababa de montarme en una super montaña rusa y, aunque las instrucciones indicaban claramente que la cabeza debía permanecer bien apoyada al respaldo, atenta a otras cosas tarde en obedecer, y en el primer vaivén mi cabeza chocó con las orejeras de protección. De ahí el color rojo golpe fuerte que me acompañó durante un rato largo, y espabila que ya te habían avisado.