Creo que a todo ser humano nos cuesta hacer lo que no nos apetece, en mi caso hasta lo que me apetece, o quiero hacer, me dará pereza, aunque probablemente cuando lo empiece lo terminaré lo mejor que pueda o sepa.
Si me pides ayuda para llevar a cabo una labor, lo haré, pero esperaré que me demuestres sin exagerar tu satisfacción y agradecimiento, que se note que te ha servido de algo mi ayuda, porque yo nunca dejaré de alabar y agradecer la tuya.
Por otra parte, advierto que no soy de fiar, si me comprometo a algo y luego me doy cuenta de que me he equivocado al analizar mis posibilidades, dejaré de hacerlo sin el menor remordimiento pero a tiempo de evitar desastres propios o ajenos.
No dejaré en la estacada, porque nunca olvidaré a quien me dejó a mí, no por rencor, pero si por desconfianza, desengaño o desamor.
Nunca me perdonaré el daño que te hice, aunque fuera sin querer.
Cuando menos me lo espero me duele ferozmente el desconsuelo de no haber estado allí.
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