De sobra es sabido que Huesca fue, ya desde tiempo de los romanos, una muy importante feria mercantil no solo de ganado.
He encontrado este fragmento de las Ordenanzas Municipales de Huesca del año 1.349.
Aunque no lo entiendo todo, me queda muy claro que, por la presente, se prohibía en la ciudad el uso de los idiomas hebreo, árabe y vasco en cualquier trato mercantil, bajo multa de treinta soles, que seguro que era dinero a tener en cuenta. Se legalizaba únicamente el uso del idioma romance que se iba derivando del Latín, a su manera, por las distintas tierras peninsulares.
Faltaban casi dos siglos para que se datara la presencia de Gitanos en Huesca por lo que su idioma, el Caló también llamado Romaní, nunca fue prohibido, e incorporó y mantiene un importante bagaje que enriquece nuestro idioma, sobre todo hablado.
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