- ¿Puedo ayudarla en algo?
Amanda levantó la cabeza saliendo de su ensimismamiento. Era un muchacho negro guapísimo que había empezado a trabajar en el Salón de Belleza del que era clienta. Se había escapado hasta allí aprovechando que Sofía estaba durmiendo la siesta. Necesitaba con urgencia teñirse el pelo, porque la raya blanca de las raíces crecidas de más de un mes le daba un aspecto descuidado que odiaba. Sara ya la había avisado de que iría el domingo y seguro que no sería la única visita.
- Pues mira, sí. Noto un pinchazo en esta mano. No es que me duela mucho pero me molesta y no acierto a ver de que se trata. ¿Podrías alcanzarme las gafas que las debo de tener en el bolso? - Con un gesto señaló su pelo encrestado untado por completo con la pasta de tinte castaño. - Me iba a levantar yo, pero con este pringue en la cabeza ...
- ¿Cuál es su bolso?
- Uno marrón de ante que lleva una magnolia bordada. Las gafas deben de estar en el bolsillo delantero, el de la cremallera.
El joven volvió pasados un par de minutos. La mujer continuaba observándose la mano izquierda con mucho detenimiento a la vez que pasaba repetidas veces su pulgar derecho por la palma, exactamente en la zona de la base del dedo pulgar.
- ¿Es este su bolso?
- Sí, gracias.
- Pues me temo mucho que las gafas no están.
- ¡Qué rabia! Ahora me acuerdo que he estado cosiendo a mediodía, acortando el tirante de un vestido. Las gafas deben de haberse quedado sobre la mesa.
- ¿Me permite echarle un vistazo? – le preguntó el joven acercando una banqueta para sentarse a su lado.
(Fragmento de la novela "Amanda Erosionada")
1 comentario:
Ismael masajista, dibujo digital perteneciente a la colección "Personajes"
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