El Brutalismo fue el más disruptivo de los grandes estilos arquitectónicos que surgieron en Europa durante la primera mitad del siglo XX, nacidos de la imperiosa necesidad de reconstrucción tras la Guerra Civil española, y la segunda Guerra Mundial, sobre todo en Gran Bretaña.
Que no engañe el nombre, ya que se deriva de la expresión francesa "betón brut", que viene a ser hormigón crudo, por ser este el material de construcción más utilizado, y además ensalzado sin pintura. Su principal ornamento son las figuras geométricas naturales.
En Huesca tenemos, construido a finales del siglo pasado, el Palacio de Deportes como magnífico exponente de este estilo.
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