lunes, 29 de diciembre de 2008

miércoles, 17 de diciembre de 2008

EN LA RED

CAPÍTULO II

“Jim Morrison@glam.EU”

14 de Julio de 2027.
El escenario está dispuesto, en teoría nada puede fallar. Me llamo Eugenio Celaya, acabo de eurolicenciarme en Ciencias de la Comunicación Digital, mi título me avala, soy un tío listo. Así que, amigo internauta, si quieres conocer las intimidades de mi vida de Casanova con éxito, no dejes de visitar mi Web. La primera entrega es gratis, y las demás sólo te costarán diez euros cada una. Déjate enganchar.
Ha sido un acierto elegir la eco-urbanización “La esfinge de Gratal”, a sólo veinte kilómetros de la bimilenaria ciudad de Huesca, Comunidad Europea. Paradisíaco gueto privilegiado, famoso entre múltiples cosas por el carácter sexualmente abierto de sus habitantes. Se dice que si llegas al grado suficiente de amistad, cualquiera de sus miembros está a tu alcance, sea hombre o mujer, casado o soltero, joven o viejo, con la única excepción de los niños y pre- adolescentes, protegidos congénitamente por el microchip de alta moralidad.
La primera visita que he recibido ha sido la de mi casera, Bruna Castro. Hermosa mujer morena de origen caribeño. Ha venido en nombre de su cuñado Guido, auténtico propietario del chalet, para darme la bienvenida y asegurarse de que todo era de mi total agrado. Me gusta este chalet, claro está. Tiene el tamaño perfecto y está exquisitamente decorado como piso de soltero, la perfecta guarida para un conquistador. Tiene buen gusto ese Guido. Lo más original es el dormitorio, que recrea fielmente un escenario de “La guerra de las galaxias”.
No ha puesto reparos Bruna a la inclusión en el contrato de Selva, mi perra. Porque tengo una perra, una hembra “Collie” que he adoptado esta mañana en la Protectora de Mascotas no Clonadas. No me gustan mucho los animales, pero he supuesto que podría servirme de reclamo para despertar la simpatía de mis vecinas.
No me he equivocado. Nada más marcharse Bruna, ha pasado una chica que en cuanto ha visto a Selva se ha abalanzado hacia ella para acariciarla y jugar. Me he puesto cachondo nada más verla. Se llama Teresa y me ha puesto al corriente de los últimos cotilleos con evidente excitación. No me extraña, en un tedioso lugar como este en el que nunca pasa nada, han desaparecido dos hombres en los seis últimos meses. En realidad sólo una de estas desapariciones resulta sospechosa, la de un tal Gustavo Oliveras, dueño de un casino con fama de fraudulento en el centro de la ciudad. Una mañana recibió una llamada telefónica, salió de casa, y ya no se ha vuelto a saber nada más de él. Se ve que la familia consternada no pudo asimilar la desaparición y se fueron a un lugar al que se ha referido Teresa con misterio como “Casa Propia”. No tengo ni idea del sitio del que hablaba, pero no he querido interrumpirla, no podía apartar mis ojos del movimiento de su pecho conforme se animaba la conversación.
El segundo hombre que despareció, ¡qué sorpresa!, fue Fidel Castro, el marido de Bruna, mi casera. Pero en este caso las malas lenguas no hablan de desapariciones extrañas, sino de que tenía un lío con otra mujer, que le salio mal y se fue a “Casa Propia”. Buena noticia para mi, eso quiere decir que Bruna está libre, y probablemente despechada, eso podría facilitar mi tarea.
Teresa se ha marchado sin darme su número de móvil, dificultades de plan.
Estaba desesperado intentando ganarme un mínimo de afecto de Selva, cuando ha pasado Berta Collado, de la Protectora de Mascotas, venía a asegurarse de que la perra estaba en buenas manos. El alojamiento le ha parecido perfecto. Es hermosa Berta, pero de aspecto muy descuidado, un cambio de imagen podría hacer maravillas con ella. Aunque se ha mantenido distante, hemos congeniado. Me ha tranquilizado respecto a Selva, todo será cuestión de tiempo. En cualquier caso, se pasará la semana que viene, y me ha ofrecido sus servicios como adiestradora.
No me puedo quejar de mi primer día en la eco-urbanización, ha sido muy provechoso, y de momento allí va mi ranking con puntuaciones sobre cien:

NOMBRE............ ATRACTIVO ..........POSIBILIDADES
Bruna Castro ..................72..............................50
Teresa Monreal .............85..............................20
Berta Collado .................67...............................35

(Fragmento de la novela "A la sombra de la esfinge de Gratal)

domingo, 14 de diciembre de 2008

ALQUIMIA CASUAL

Aunque la mona se vista de seda, seda se queda.

Érase una vez un hombre y una mujer que coincidían a menudo paseando sus perros por un pequeño y recoleto jardín del vecindario. Poco a poco nació entre ellos un cierto sentimiento de curiosidad que hubiera podido convertirse en amor, pero las circunstancias no eran muy favorables. Diferencia de edad contra la mujer y círculos sociales contrarios.
A la mujer no le importaban las consecuencias de esta relación hecha a base de encuentros fortuitos y escondidos, pero el hombre prefería conservar sus amistades por miedo a la soledad.
Una fría noche de Febrero la mujer salió a dar su rutinario paseo. El hombre, que vigilaba su llegada desde la ventana, le salió al encuentro. No podría haber elegido peor ocasión. La mujer no se encontraba muy bien, resfriado, dolor de cabeza. Se sentía fea, despeinada y mal vestida. Pero estaba tan emocionada de ver a su amor, que se quedó en el jardincito con él.
La mujer recogió los mínimos excrementos de su perrito en una bolsa. Como no había papelera cerca, la mujer se guardó la bolsa en el bolsillo derecho de su amplio gabán para deshacerse de ella más tarde, cuando continuara su paseo. Gesto escatológico que, sin embargo, la mujer entendía de lo más natural (Una bolsa de plástico cerrada sigue siendo lo mismo independientemente de lo que guarde en su interior).
Lo único que esta pareja había compartido era la lectura de la novela “El Alquimista”. La mujer intentó convencerlo del paralelismo de su situación, de buscar juntos un sueño que compartir. El hombre prefirió la comodidad mediocre del oasis familiar a la aventura de cruzar el desierto.
Los sentimientos se enfriaron cuando los problemas aumentaron y al final dejaron de verse. La mujer lo pasó muy mal, pero poco a poco fue olvidando ese amor que nunca llegó a cuajar. El tiempo pasó. Un año después el hombre volvió a interesarse por la mujer. La seguía por los bares que ella frecuentaba intentando, sin gran éxito, reanudar su relación. Pero ella, desengañada, no quería saber nada de sentimientos mediocres, y lo rechazó.
Curiosamente tres únicas noches volvieron a encontrarse, y las tres veces coincidió que la mujer, por diversas circunstancias casuales, llevaba una pieza diferente de bisutería en el bolsillo derecho de su ropa.
La primera vez, una pulsera que no había podido abrocharse sola. Era una correa de cuero rematada por dos piezas metálicas en forma de macho y hembrilla. La segunda un pendiente que le hacía daño por no ser de metal noble y acabó guardado en el bolsillo. La tercera vez un collar plateado parecido a una correa para perros que una amiga acababa de prestarle para que lo luciera en otra ocasión.
Las tres joyas tenían cierto simbolismo sexual por su forma y modo de abrocharse. Así que la mujer supuso divertida que era una especie de compensación mágica de alquimista. Aquella bolsa de excrementos que una vez se guardó en el bolsillo del gabán, convertida en joyas de tan escaso valor como lo había sido su relación.
También se convenció de que las joyas simbolizaban las relaciones sexuales que ya nunca tendrían.
Definitivamente, nunca hubo un anillo.
(Aunque escrita en forma de cuento, me consta que esta historia es real)

miércoles, 10 de diciembre de 2008

RELATIVO

Eres considerado viejo cuando tu belleza empieza a ser un valor relativo. Es entonces cuando escuchas las frases tópicas y odiosas del ¡qué bien te conservas¡ o ¡qué guapa estás para la edad que tienes¡